JM + JT
20 de septiembre de 1973
Hna N.N., Carmelita Descalza
Muy amada Hna. N.N. en nuestro Señor. Él la abrase en su amor y déjese abrasar. Recibo su carta y quiero contestarla según Dios me dé a entender y no se necesita ser largo sino brevísimo.
Veo claramente las angustias que está pasando y está deseando salir de esas angustias. Está en la jaula de Dios y no quiera, como pájaro que busca salir a la atmósfera, no quiera, digo, salir de la jaula de Dios, que es la mano amorosa de Dios. No ande haciendo confesiones, ni buscando qué pecados tendrá que confesar o tendrá que no haya confesado. Deje en absoluto todo eso y póngase en la mano de Dios y déjese que es Dios quien la tiene y aprieta.
Eso que siente es la mayor gracia que el Señor la ha hecho en su vida. No es porque esté en pecado ni ande buscando nada. Es que Dios quiere hacer otra obra y prepararla. Cuando V.C. taladraba las cuentas de los rosarios, ellas se dejaban taladrar y si no se hubieran dejado, nunca hubieran sido cuentas de rosario. No sabían ellas para qué las taladraba, lo sabía V.C. que lo hacía. Déjese V.C. en las manos de Dios; deje que Dios apriete, pídale constancia y en todo se amolde a su voluntad; acompáñele mucho, mucho, en silencio, o dándole gracias, o pidiéndole, o santamente quejándose, pero no se salga ni quiera salirse de la mano de Dios que aprieta, y hace lo que V.C. ni sabe hacer, ni puede hacer, ni se atrevería a hacer. No ande por lo tanto ni inquieta, ni consultando a varios. Comuníquelo con humildad a la superiora y al confesor. No busque consuelo, que seria querer salirse de la jaula o de la mano de Dios y que Dios no obrara lo que quiere obrar en su alma porque V.C. no le dejaba y además tampoco encontraría consuelo donde le buscara, porque Dios no lo quiere lo busque en los hombres y no le dirían lo que V.C. desearía. Sufra a solas con Dios y déjese apretar en las manos de Dios que es abrazar fuertemente con sus brazos poderosos; pero es abrazo de amor y abraza porque ama. ¿Está claro? Dios quiere que sufra en silencio y los hombres no podemos darla consuelo o quitarla el sufrimiento, porque Dios no podría obrar su obra de amor en su alma. Déjese limpiar e iluminar. O sea: Déjese deshacer para que Dios mismo la transforme. Y esto se lo digo con toda seguridad y creo que muy claramente. Si Dios quiere darle ese pequeño consuelo de seguridad, me entenderá. Si Dios no quiere dársele, tampoco me entenderá y a sufrir sola con Dios en silencio.
Y pida por mí que se lo digo y aconsejo. Yo pido por V.C. para que salga del sufrimiento tan limpia como Dios quiere y lo ofrezca por la santidad de las órdenes religiosas y de todos los sacerdotes. Hay que amar y expiar con Expiación de Dios. A ser santa. Déjese que Dios la labre y haga santa. Se la ofrece afmo. y menor hermano que la ama en el Señor.
Fr. Valentín de San José
P.D. No se extrañe que se alargue el tiempo de la ansiedad y tribulación