Sobre la vocación del Carmelita Descalzo según el Venerable Padre Juan Vicente de Jesús María:
“Los hijos de Santa Teresa somos propiamente fruto de los clamores y lágrimas de Nuestra Madre, apenada y solícita de la salvación de los millones de almas infieles que en lejanas tierras yacen perdidas por falta de predicación y de misioneros. Por tanto, he aquí lo que somos los Carmelitas Descalzos “de ventre matris meae”, desde el vientre mismo de Nuestra Madre. Esta Madre Santa Teresa nos concibió en la ermita de la huerta de su primer convento, lo cual significa que somos esencialmente ermitaños, como nuestros antiguos Padres del Carmelo, ermitaños como el que más; pero nos concibió entre ansias y lágrimas por la salvación de los infieles, y esto significa que somos esencialmente misioneros. En la junta íntima de estas dos vidas, ermitaña y apostólica, llevadas ambas dos a la mayor perfección, consiste el quid, la característica, la peculiar naturaleza de los hijos de aquella Madre que, cual nadie, alcanzó en sí la sublime vida contemplativa de María con la activa y solícita de Marta”. (Sermón pronunciado el 30 de mayo de 1918, en Obras del P. Juan Vicente)
En la página web de la Provincia de Navarra de los Carmelitas Descalzos, la figura del P. Juan Vicente de Jesús María brilla por su absoluta ausencia. Por este motivo, porque no hay información alguna en Internet sobre este auténtico hijo de Santa Teresa de Jesús, publicamos esta breve biografía.
Fray Juan Vicente de Jesús María fue un Carmelita Descalzo excepcional que vivió a caballo entre el s. XIX y el s. XX. Sus restos mortales descansan en la iglesia conventual de los Carmelitas Descalzos de San Sebastián (Guipúzcoa). Sin embargo, no es demasiado conocido y los Carmelitas Descalzos no hacen gran cosa por darlo a conocer. ¿Por qué? Ellos sabrán. Falleció en 1943 y después de su muerte su memoria siguió viva, fomentada y divulgada para dar a conocer su testimonio de santidad. Se escribieron varias obras, serias y bien fundamentadas, sobre su vida. En especial, “Contemplativo y Apóstol” del P. Amalio de San Luis Gonzaga. Sin embargo, su causa ha caído en el olvido y su devoción popular es prácticamente nula. En 1996 se promulgó en Roma el Decreto sobre la heroicidad de sus virtudes, declarándosele Venerable.
Enérgico y entusiasta, eternamente enamorado de Jesús, exhausto en sus fuerzas físicas, servidor incansable de la Virgen María , hijo fidelísimo de Santa Teresa y de la Iglesia , nos dio testimonio vivo de una vida religiosa observante conforme a los ideales de la Reforma Descalza. Sirva este pequeño escrito para darlo a conocer a los internautas que naveguen por la Red.
Breve biografía del Venerable P. Juan Vicente de Jesús María (1862-1943)
Juan Vicente Zengotita nació en Bérriz (Vizcaya) el 19 de julio de 1862 en el seno de una familia cristiana con ocho hijos. Una de sus hermanas fue Carmelita Descalza, Mercedes del Niño Jesús (Deogracias Ana Josefa). De niño se educó en la escuela de la anteiglesia de Bérriz y en la preceptoría parroquial de Don José María Bazterra. Fueron varias las circunstancias favorables que encaminaron a Juan Vicente hacia la vida religiosa. En primer lugar, la intensa vida cristiana de su hogar, así como la cercanía del monasterio de Madres Mercedarias donde de niño ejerció de acólito. Estas monjas de clausura se convertirán en misioneras de la mano de la Beata Margarita López de Maturana, amiga del P. Juan Vicente.
Concretando su vocación al Carmelo, el P. Juan Vicente comentará en su ancianidad cómo tras asistir a una Salve solemne un sábado en la iglesia conventual de los Carmelitas Descalzos de Marquina, sintió el llamado para pertenecer a esa Orden, en un primer momento para poder vestir la capa blanca que llevaban los frailes.
Antiguo noviciado de Larrea
Con el apoyo de su familia, el 24 de noviembre de 1877 ingresó con 15 años en el convento de Larrea en calidad de postulante. El 1 de diciembre viste el santo hábito y recibe un nuevo nombre: Fray Juan Vicente de San Pablo. En su profesión simple lo cambiará por Fray Juan Vicente de Jesús María. He aquí un testimonio del fervor agradecido con que vivió su año de noviciado:
“Para desahogar el gozo que llenaba mi corazón, besaba las paredes de mi celda y muchas veces tenía que reprimirme para no estallar en gritos de alegría y de acción de gracias al Señor por tan grande beneficio. En medio de mi pobreza, me sentía el más rico del mundo; con todas las austeridades de la vida carmelitana, me sentía el más feliz; con el ejercicio constante de la humildad que impone esta vida, me tenía por más grande que los reyes de la tierra. Para mí el Carmelo era un Cielo anticipado. Esa alegría nunca me ha faltado; el Señor ha sido siempre excesivamente generoso conmigo, y me ha hecho sentir siempre la alegría y la felicidad de ser Carmelita, que para mí sólo es comparable a la alegría inefable de que gozan en el Cielo las almas bienaventuradas”.
El 10 de diciembre de 1878 realiza su profesión simple y marcha al convento de Burgos para estudiar Filosofía. En el verano de 1881 se traslada a Marquina para cursar los cuatro años de Teología. En diciembre de este mismo año realiza su profesión perpetua a la que había invitado a sus familiares con la siguiente carta:
“Rueguen estos días y que, al tiempo (no se olvide esto) que me vean que estoy leyendo mi profesión, ustedes también junten sus ofrecimientos con mis votos, ofreciéndole al Señor y sacrificándole por completo a éste vuestro indigno hijo; pidiéndole al mismo tiempo que no me deje de su mano, sino que sea fiel súbdito y perseverante hijo de la que en aquel mismo tiempo me admitirá, Dios mediante, como tal, la Virgen Santísima del Carmen”.
El 1 de marzo de 1885 es ordenado sacerdote, siendo designado como conventual y profesor de Teología en el convento de Marquina. Después de su ordenación, el P. Juan Vicente inicia su ministerio al servicio de la Iglesia y de la Orden. En éste podemos distinguir cinco etapas:
1. Ministerio en España de 1885 a 1900 (15 años).
2. Ministerio en la India de 1900 a 1917 (17 años).
3. Animación misionera en España de 1917 a 1935 (18 años).
4. Ofrenda de su enfermedad en la ancianidad de 1935 a 1943 (8 años).
1. Ministerio en España de 1885 a 1900 (15 años)
Tras la restauración de la Orden en Marquina (1868), los Carmelitas Descalzos iban recuperando algunos de los conventos de antaño. En 1887 el P. Juan Vicente es destinado con 26 años como profesor de Teología y Prior al convento de Valencia. Aquí comienza su ministerio sagrado como predicador de notable fama.
Convento de Marquina
En 1889 el Capítulo General de Génova divide a la hasta entonces única Provincia de España en dos: la de San Elías de Castilla y la de San Joaquín de Navarra. Valencia queda en la de Castilla y el P. Juan Vicente queda incardinado en la de Navarra. En julio de este año es nombrado Prior del convento de Burgos, el cual gobernará hasta 1894. En este año es nombrado Maestro de Profesos en Marquina y allí acude para formar a los frailes jóvenes. Sus alumnos dijeron de él que actuaba siempre con alegría y dedicación paternal, mostrando un trato natural y cercano. Especialmente gustaban a los jóvenes profesos los largos paseos que por el campo y las montañas hacían con el P. Juan Vicente. Estando en este puesto, fue nombrado IV Definidor Provincial en 1895, encargándosele la fundación de un Santo Desierto para la Provincia. Optó por un antiguo monasterio cisterciense situado en Herrera (La Rioja ), cercano a Miranda de Ebro. En 1897 se inaugura la vida eremítica con el P. Juan Vicente como Vicario de la comunidad. Para desgracia del P. Juan Vicente, que amaba la vida del Desierto, fue requerido a los dos meses en Burgos para tomar posesión del cargo de Prior. Este Desierto será trasladado en 1905 a Hoz de Anero (Cantabria) y actualmente residen en él los monjes Camaldulenses.
Durante 8 años será Prior en Burgos, donde adquirirá gran prestigio como predicador, director espiritual y fundador de numerosas iniciativas apostólicas. En el propio convento también destacará como fervoroso religioso por su intensa vida interior, su observancia delicada de la Regla y las Constituciones, y su gobierno prudente y caritativo. El P. Juan Vicente consideraba la observancia regular de cada día y de cada momento como expresión auténtica de fidelidad a la Voluntad de Dios y a su vocación misma, pues era la vía propia de santificación y realización de la vocación carmelitana descalza. Antes que a nadie, él mismo se exigía la más perfecta observancia, con alegría y amor sobrenatural, lo que empujaba a los demás religiosos a ser fieles y cumplidores convencidos por amor de Dios.
Antigua iglesia y convento de Burgos, hoy derribados
En este período de Burgos el P. Juan Vicente se convirtió en un excelente orador que movía la conciencia de los fieles y los no tan fieles. Durante estos ocho años se dedicó con éxito y empeño en diversas tareas:
- Atender a sus Hermanos Carmelitas en el ámbito espiritual y material.
- Dedicarse al ministerio sacerdotal, especialmente a través de la predicación.
- Realizar mejoras en el sufrido convento y en su iglesia.
- Fundar la Asociación Liga Dominical para promover la santificación del domingo.
- Fundar la Cruzada contra la blasfemia con vistas a desterrarla de la vida cotidiana de los ciudadanos de Burgos.
- Publicar un manual para la Venerable Orden Tercera.
- Crear la Semana Devota de la Virgen del Carmen organizando grupos que se comprometían a una visita filial a la Virgen de la iglesia conventual para que no faltasen nunca hijos arrodillados a sus pies.
- Fundar el diario El Eco Burgalés (1899), llamado después El Castellano.
Hacia finales de siglo, el P. Juan Vicente experimenta el llamado para la misión entre infieles. Escribe al Padre General el 2 de mayo de 1899:
“Hace ya tiempo que deseaba consagrarme a las misiones entre infieles. Pero, a fin de no exponerme a error en cosa de tanta importancia, lo he tratado muchas veces con mi director espiritual, que es mi Subprior, y me he encomendado asiduamente a Dios y a los Santos, especialmente en estos días en que he practicado los santos Ejercicios Espirituales. Disponga, pues, Vuestra Reverencia y envíeme a cualquier parte del mundo, con preferencia, si es posible, allí donde haya más feliz ocasión de martirio”.
En septiembre del mismo año vuelve a escribir al General con una singular petición: hacer el viaje a pie pidiendo limosna por amor a Jesucristo hasta Roma o hasta el puerto de embarque para las misiones. El 5 de mayo de 1900 le llega la patente de misiones expedida por Propaganda Fide.
2. Ministerio en la India de 1900 a 1917 (17 años)
El 7 de diciembre de 1900 el P. Juan Vicente desembarca en Bombay. Nada más llegar se dirige a Goa y allí venera el cuerpo incorrupto de San Francisco Javier. El 13 de diciembre llega a la misión de Verápoly en Malabar (Estado de Kerala). En enero de 1901 se establece en Manjumel donde estudiará durante cuatro meses inglés y la lengua nativa, el malayalam. Diecisiete años permanecerá en la India , con notable éxito de conversiones y fructífero apostolado, en la misión de Verápoly encomendada a los Carmelitas Descalzos. A continuación destacamos los hitos de su actividad misionera:
- Procurador de la misión en Kottayam, abriendo numerosas capillas en el distrito.
- Director del Orfanato y de la Escuela Industrial de Ernákulam.
- Redacta una gramática Latino- Malabárica para que los misioneros aprendan la lengua nativa.
- Funda un convento de observancia en Ernákulam al estilo de los de España, donde los frailes misioneros, liberados de actividad alguna, pudieran hallar un lugar de descanso espiritual, de retiro y oración. En 1905 se inaugura este convento de Santa Teresa de Jesús.
- En agosto de 1907 es nombrado párroco de Verápoly. Evangeliza a las gentes, atiende a los parroquianos, funda escuelas catequéticas y de educación primaria, visita a las familias, asiste a los enfermos, media en los conflictos tribales…
Su coadjutor en la parroquia declaraba lo siguiente del P. Juan Vicente:
“Procuraba hacerlo todo con perfección. Era muy constante en sus prácticas religiosas. Empleaba dos horas diariamente delante del Santísimo Sacramento; una por la mañana, de 5 a 6, y otra por la tarde, de 7 a 8. Todo ese tiempo permanecía de rodillas, con los brazos cruzados. Después de su preparación para la Misa , venía y me despertaba. Durante mi Misa, oía confesiones. Después de su Misa y acción de gracias, iba de nuevo al confesonario. Empleaba media hora para la Misa y casi otra media hora para la acción de gracias”.
- El 16 de enero de 1911 es nombrado párroco de Chattiath, donde pasará año y medio prácticamente solo.
- El 12 de julio de 1912 es nombrado director del Internado de San Alberto en Ernákulam y en 1914 es nombrado Prior del convento de observancia de Santa Teresa en esta misma localidad.
Ante toda esta dinámica desbordante de actividad, el P. Juan Vicente solicita a sus Superiores en España licencia para el retiro espiritual. Le es concedida y el 9 de diciembre de 1915 se retira al convento de Santa Teresa hasta 1917 en que regresará a España. Son estos dos años una dura prueba para el P. Juan Vicente que había pedido en 1912 permiso para regresar a España. Durante cinco años los Superiores guardaron silencio sobre esta cuestión.
3. Animación misionera en España de 1917 a 1935 (18 años)
El 26 de julio de 1917, el P. Juan Vicente llega a San Sebastián (España). Allí se entrevista con el Provincial y le expone los motivos de su regreso. Entre ellos, su anhelante deseo de retirarse al Desierto. El Provincial, sin embargo, le encomienda la tarea de organizar una ayuda continua para las misiones. Le manda consagrar su actividad a plantear, organizar y fomentar la animación misionera en la Provincia. El Padre obedece y se convoca en el convento de Bilbao a los Superiores de las comunidades de la Provincia. Allí se decide formar núcleos misioneros dentro de los grupos de la Semana Devota ; celebrar un día anual consagrado a las misiones; y publicar una revista mensual misionera. Celebrada esta reunión, el P. Juan Vicente se retira al Desierto de San José de la Rigada en Hoz de Anero (Cantabria).
Desierto de San José de la Rigada (Cantabria)
En 1918 el P. Juan Vicente es requerido para asentar la nueva fundación de Logroño y allí permanece durante todo el año. Nombrado Celador de Misiones, aprovecha para promocionarlas y mover los corazones en ayuda de las mismas. En este mismo año funda los Coros Marianos Misionales de los que predicó en un sermón:
“El nombre de la Virgen María es palabra de cinco letras. Pues bien, en nombre de María, júntense cinco personas y, en obsequio a su amada Virgen, determínense a ofrecer algo, sea mucho o poco o poquísimo, pero algo cada mes, en socorro de las Santas Misiones. Júntense así otras y otras personas, en coros de cinco y multiplíquense coros y más coros. Ahí tenéis un medio facilísimo, eficacísimo para convertiros en misioneros sin salir de casa, haciendo desde aquí que se salven aquellos pobrecitos indios”.
El 11 de febrero de 1919 el P. Juan Vicente sale de Logroño hacia la India como Visitador Provincial. De regreso a España se detiene en Roma y es recibido, el 13 de marzo de 1920, por el Papa Benedicto XV que bendice sus iniciativas misionales. El P. Juan Vicente fue fervoroso hijo de la Iglesia y defensor del Papado en la India , donde existían algunos grupos cismáticos. Fue grande su amor por la Sede Apostólica y por ello fundó en sus años de misionero una revista donde se incluían las nuevas disposiciones emanadas de Roma, así como noticias relacionadas con el Sumo Pontífice. De este modo, los misioneros podían estar al tanto de las buenas nuevas de la Iglesia y del Vicario de Cristo. Desembarca en Barcelona el 15 de abril e inicia una gira de propaganda misional por España.
Convento de Pamplona
Primera sede de la Obra Máxima y Santísima Misionera
En julio de 1920 es nombrado conventual de Pamplona, instalando en este convento
4. Ofrenda de su enfermedad en la ancianidad de 1935 a 1943 (8 años)
El 25 de mayo de 1935, tras la refacción de mediodía, el P. Juan Vicente cae al suelo al incorporarse para la acción de gracias. Sufre un ataque de parálisis parcial. En las primeras semanas su estado era grave pero mejoró con el tiempo. Sin embargo, se le asignó a Fray Redento de la Cruz como enfermero personal. Estos últimos años de su vida estuvieron marcados por una vivencia honda, íntima, de amorosa entrega total al Señor. En 1939 le fue concedido permiso para celebrar Misa privada con ayuda de Fray Redento. Sin embargo, la parálisis agotaba sus fuerzas y tuvo nuevos amagos de ataque. La última crisis la tuvo en la noche del 19 de febrero de 1943. Se quedó completamente paralítico y sin habla. El 27 de febrero a las once de la mañana entregó su alma preciosa a Dios Misericordioso. Era sábado, día de la Virgen. Tenía 80 años, 64 de profesión religiosa y 58 de sacerdocio. Aquí nacía a la verdadera vida aquel fraile que se consumió en vida terrena en la oración y en la virtud, en aras de la caridad y por la salvación de las almas. Su cuerpo descansa en la iglesia conventual de los Carmelitas Descalzos de San Sebastián.
Tumba del P. Juan Vicente en la iglesia conventual de San Sebastián
Bibliografía
- P. Amalio de San Luis Gonzaga: Contemplativo y Apóstol. Vida del P. Juan Vicente de Jesús María. Ed. El Carmen, Vitoria, 1956.
- P. Juan Vicente de Jesús María: Antología de sus escritos. Editorial de Espiritualidad, Madrid, 2001.