Este blog es realizado por un grupo de seglares, enamorados del Carmelo Descalzo, que quieren dar a conocer la figura de este insigne hijo de Santa Teresa del s. XX. Eminente Carmelita Descalzo de la Provincia de Castilla, durante 35 años fue confesor y director espiritual de Santa Maravillas de Jesús. Restauró el Santo Desierto de San José de las Batuecas, donde vivió 23 años entregado en soledad a la oración y el sacrificio. Allí definitivamente se unió con el Amado el 14 de junio de 1989 en olor de santidad.


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La vocación del Carmelita Descalzo: su carisma

De la Exhortación del Provincial, P. Valentín de San José, a los Carmelitas Descalzos de la Provincia de San Elías de Castilla la Vieja.

DIOS EN MÍ - No para otra cosa el Señor me llamó a la vida del claustro. Yo estoy recogido en el convento en compañía y en la dulcísima mirada de Dios, mi Padre amantísimo y sapientísimo. Y mi Padre Celestial, fuente de toda hermosura y de toda delicia, está no sólo conmigo, sino en mí, en lo íntimo de mi alma, y está llenándome y saturándome de sus perfecciones y encantos.

Y en el convento, me insta con inspiraciones, gracias y llamadas especiales a que vuele hacia Él por el camino del amor y de la entrega abnegada. Que mire con gozo la cumbre de la perfección y no desmaye en propósito, ni acorte, ni retarde mi marcha, porque allí me espera Él para darme el abrazo de Padre y ponerme la corona de victoria y de gloria.

P. Valentín en las Batuecas

            CIENCIA DEL AMOR - Pero soy yo quien tengo que determinarme a ir hacia Dios, guiado por su voz y arrojarme en sus brazos de amor. Soy yo quien tengo que decidirme a negar mis apetitos y gustos para acompañar a Dios y estar en Dios; para dar confiado y esforzado el salto de las sombras de muerte y entrar en la luz y en la vida. Porque luz y vida es la perfección cristiana a la cual el Señor me ha llamado y me llama.

            El religioso ama, ora y busca orar y estar con Dios. En la oración se acompaña a Dios, se ama a Dios y se une con Dios. En la oración, Dios ama con amor especial el alma del religioso y la une consigo, que la oración es tratar de amor y ejercicio de amor. Dios enseña al alma en la oración la ciencia y la verdad del amor. Le habla de amor como no saben hablar los hombres y la concede, con su perfección prometida, un contento no soñado. El religioso en su oración es amado de Dios, el más íntimo y más inefable amador, y recibe fortaleza para recogerse dentro de sí mismo con Dios y encauzar y dirigir toda su energía y actividad hacia Dios, para ser sólo de la voluntad de Dios. En el trato y unión de la oración, comunica el Señor la fortaleza para despegarse de las cosas y gustos materiales, que disipan, entorpecen y manchan, y para sumergirse en el divino amor y entrarse a vivir en la luz y en la hermosura de Dios.

            Ésta es la suprema, más alta y más gustosa sabiduría. Esta es la sabiduría propia del religioso. Comparada con ella toda otra ciencia y sabiduría es insípida y toda hermosura es fealdad junto a ella. Dios ha llamado al religioso a poseer esta sabiduría y el que no la tiene es porque le ha faltado voluntad, decisión y constancia.

            En la posesión de esta sabiduría está el esplendor y la gloria de las Órdenes religiosas. Cuando la mayoría de los religiosos de una orden la adquieren, la Orden llegó a su edad o tiempo de oro.

            ¿Está nuestra Provincia en este feliz tiempo de oro...? ¿Yo, miembro de esta Provincia, vivo esta sabiduría y doy, en cuanto está de mi parte, este esplendor, el más noble y hermoso, a mí Provincia...?

            La Provincia será lo que yo sea, pues soy miembro de ella.
           
            El religioso que se sumerge en Dios, se siente lleno de tesoros divinos, y empapado en esencias de cielo. Ansía y se goza en tratar con Dios en la intimidad de la oración y del recogimiento, no queriendo salir de tanto bien.

            LA SOLEDAD - Para tratar de Dios y de su íntimo e inefable trato, el alma ha de ponerse en silencio y en soledad. Dios se comunica al alma en silencio interior y exterior. De voluntad y de sentidos. Dios llena al alma y pone su regalado amor en el alma silenciosa, vacía y atenta. No es posible amor de fuera, de disipación y de mundo y trato con Dios. El que guste del mundo, no es posible guste de Dios. Ya dice El: "La guiaré a soledad y la hablaré y la regalaré".

            Hermosa lección nos daba Fr. Luis de Granada cuando elegantemente escribió: "Para esta soledad y recogimiento interior, ayuda mucho, procurando el hombre excusar, cuanto le sea posible, todas las conversaciones, visitaciones, pláticas y cumplimientos del mundo, cuando no fuera por Dios, donde se pierde tanto tiempo y donde tantas veces se desmanda la lengua, y el ánima vuelve a casa llena de tantas imágenes y figuras, que cuando quiere recogerse, no puede sino con trabajo y dificultad: así viene a quejarse con el profeta, diciendo: Que no hallaba su corazón cuando lo buscaba. Ni debe hacer mucho caso de algunas quejas humanas, que sobre esto puede haber. Porque si a esto miramos, toda la vida se nos irá en visitaciones y cumplimientos y así nunca tendremos tiempo para lo que nos importa".

            El religioso Carmelita, por su vocación y por su profesión, es alma de Dios y de trato con Dios. Vive en Dios, llenándose de su amor y de las esencias de la vida espiritual. Se sumerge en Dios, que es delicia suprema [...]

            ADVERTENCIA.- En nuestras iglesias, como ya lo hacen, no se dé la Sagrada Comunión a las personas, hombres o mujeres, que no se acerquen a recibirla con las mangas largas. Además, encarecidamente suplico, que no se reciban a visitas en nuestro locutorios a las mujeres que no llevan mangas (camisa de tirantes) ni aun a las que no las lleven largas (camisas cortas). Eso no es digno de la pureza y presencia de Dios en que debe vivir el religioso.

BOP (Boletín Oficial Provincia), núm. 4 (enero, 1954), p. 6-10



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